Autor: Susana B. García para CIBERPRISMA

Con el nombre de Operación Barkhane se conoce el despliegue que el Ejército francés lleva a cabo en el Sahel desde 2012, a petición del gobierno de Mali, con el propósito de combatir la amenaza yihadista. Nueve años después de su inicio, lejos está la situación de normalizarse. Muy por el contrario, los grupos yihadistas y sus ataques no sólo se han multiplicado, sino que se extendieron desde el norte de Mali hacia la zona conocida como Liptako Gourma o zona de «las tres fronteras» (Mali, Burkina Faso y Níger). Desde entonces han muerto más de 40 soldados franceses y la operación representa un costo anual para Francia de alrededor de 1000 millones de euros. Pero la batalla no sólo se libra en el mundo físico.

Según informa el Cuerpo de Comunicaciones del Ejército francés, las redes informáticas desplegadas en el Sahel y el Sahara son objeto de continuos ciberataques, pero en lo que va del 2021 han tenido que responder a un ciberataque de mayor magnitud cada 10 días en promedio. La red, compuesta por más de 2000 dispositivos, se encuentran a veces desplegadas en sitios remotos y aislados por lo que asegurar su correcto funcionamiento resulta de vital importancia para sus tropas. El Ejército no ha brindado mayor información sobre los ataques, el nivel de complejidad o sus autores.

La compañía 807 del Cuerpo de Comunicaciones es la unidad encargada de proteger la red y sistemas desplegados del Ejército. Entre sus múltiples tareas procesa alrededor de 150 alertas por día que los obliga a desarrollar cerca de 600 contramedidas por día. Sus unidades pueden desplegarse a sitios sensibles como el Sahel, y en ese caso adoptan la forma de «Grupos de Intervención Cibernética». Sólo en 2020 ese Grupo se desplegó en 20 lugares diferentes. Entre su arsenal cuenta con herramientas defensivas desarrolladas por la empresa Airbus que permiten su rápida implementación en redes ubicadas en cualquier lugar del planeta.Otra de sus tareas es gestionar la vigilancia de las redes informáticas durante la ejecución de ejercitaciones internacionales y en particular los que organiza la OTAN. En el contexto de la crisis sanitaria mundial, esta Compañía interviene para contrarrestar los posibles ataques basados en ransomware (secuestro de datos) que tengan como objetivo los hospitales y demás instalaciones sanitarias del Ejército francés.

La situación en el Sahel es por demás compleja. A pesar que el gobierno de Mali ha reafirmado su consentimiento y voluntad de que Francia continúe su despliegue en el área, algunos analistas sostienen que están comenzando a surgir algunas discrepancias entre ambos países. Acusando la falta de resultados positivos del prolongado esfuerzo militar francés, el gobierno de Mali estaría considerando iniciar una negociación con dos de los líderes del yihadismo maliense, perteneciente al grupo JNIM, ligado a Al-Qaeda. Si esta situación se confirma, las tropas francesas se encontrarán en una situación mucho más compleja que la que enfrentan hoy.

No es novedad que los grupos yihadistas se están aventurando cada vez con mayor frecuencia en el ciberespacio. Habiendo ya consolidado sus actividades clásicas en Internet, como propaganda, reclutamiento, obtención de fondos e incitación al odio y la violencia, en los últimos años se observa que el ciberespacio se ha convertido en lo que ellos denominan «la yihad electrónica». Acompañado este fenómeno por un cambio generacional entre sus filas, sus actividades han comenzado a caracterizarse por el sabotaje a la infraestructura de comunicaciones del enemigo y el desarrollo de sus propias ciber capacidades defensivas.

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