Si buscamos en internet “ingeniería social”, vamos a observar que las definiciones son afines a la ciberseguridad y mencionan a los cibercriminales. En realidad, la ingeniería social es una práctica tan antigua que existe desde mucho antes que exista internet.
La ingeniería social es una técnica de manipulación psicológica basada en engaños, en la que un delincuente busca conseguir que su víctima realice determinadas acciones que lo beneficien. Induce al error humano o a la divulgación de información, ya que la víctima no se da cuenta de que está siendo víctima de un engaño o delito.
Para las ciencias sociales, el término ingeniería social se remonta al siglo XIX y refiere al objetivo de influir sobre el comportamiento de una población determinada, ya sea para bien o para mal. Esto requiere un esfuerzo por los gobiernos, medios de comunicación o entidades privadas. En la actualidad, si bien existe mucha información sobre ingeniería social, aún hay mucha gente que no sólo no sabe lo que significa, sino que lo relacionan con otro tipo de tarea. Se la suele confundir con el perfilamiento criminal o digital, o bien con una actividad propia de las ingenierías. La realidad es que el término “ingeniería” confunde a cualquier persona ajena a la ciberseguridad, por lo que muchas personas preferimos hablar de “influencia social”, retomando el concepto original del siglo XIX.
En Argentina, conocemos a «el cuento del tío» como una modalidad delictiva antigua, en la que un par de delincuentes se hacen pasar por personal de alguna empresa (agua, luz, gas) que trabaja en la vía pública, toca timbre en una casa y pide permiso para ingresar al domicilio, con alguna excusa de realizar alguna medición interna, usar el baño o el teléfono, para luego lograr que su víctima (generalmente, personas mayores) le permita ingresar a su casa. Muchas veces, no sólo utilizan indumentaria de alguna empresa, sino que simulaban trabajar varias horas, para lograr engañar aún más a su víctima. Una vez adentro, los delincuentes se identifican como tales, reducen a sus víctimas y roban las pertenencias y el dinero que puedan encontrar. Muchas veces, los delincuentes ejercen violencia para que la víctima confiese dónde se encuentra el dinero y muchas veces «desvalijan» la casa, dejando el domicilio vacío. Las víctimas son preferentemente personas mayores, ya que suelen tener un trato muy ameno, vienen de una época en la que se los respetaba y no existían tantos delitos. Entonces, son un blanco perfecto para estos delincuentes, ya que son muy fáciles de engañar, de abusar de su buena fe y suelen ser muy débiles físicamente.
Hoy en día, existen decenas de delitos producidos por engaños, con o sin internet: por el cuento del tío, por llamadas telefónicas, por correos electrónicos falsos (phishing), ofertas fraudulentas, las estafas piramidales, ofertas de empleo, inversiones (de todo tipo y más con criptomonedas), suplantación de identidad, regalos o sorteos ganados, falsos problemas de salud, falsas emergencias o necesidades, etcétera. Otra técnica de ingeniería social es cuando un usuario descarga y ejecuta un archivo que simula ser inofensivo, pero que, en realidad, es un archivo malicioso y logra infectar el dispositivo o a toda una organización, pudiendo robar todos los datos o tener el control total del dispositivo infectado con simplemente un click.
La mayoría de los engaños no son al voleo, al azar o sin seleccionar a la víctima, sino todo lo contrario. Se hace un estudio previo de la víctima, para conocerla, saber sus gustos, saber qué quiere, qué necesita, qué tiene, qué sabe. Si nos remitimos al antiguo cuento del tío, los delincuentes no eligen casas al azar, sino que previamente estudian qué zona y qué casa elegir, si tiene cámaras o algún otro sistema de seguridad, saber quién vive ahí y cómo vive, si viven más personas, qué edad tienen y si tienen dinero o pertenencias. Muchas veces oímos hablar de que las casas son marcadas por los delincuentes con algún signo realizado en la vereda realizado con aerosol o algún otro distintivo que les ayude a identificar la casa próxima a atacar. Esto denota un estudio previo para la comisión de la actividad delictiva. Los delincuentes generalmente recopilan toda la información posible de sus víctimas, antes de cometer cualquier delito, para saber cómo actuar y qué decir. Los modus operandi de los cibercriminales estafadores son principalmente por redes sociales, entonces implica que deben elegir qué aplicación usar, qué escribir, a quién, en qué momento y qué decir, si es una llamada.
Nuestra mejor y única arma para prevenir este tipo de ataque es la desconfianza. De la misma manera en la que no debemos hablar con desconocidos en la calle, tampoco debemos hacerlo con nuestros dispositivos electrónicos en internet ni hacer click en cualquier link.
Recomendaciones de prevención:
- Tenga cuidado con los posibles correos electrónicos que le solicitan que actualice su contraseña, que su cuenta ha sido bloqueada o cualquier otra página web de inicio de sesión. En lugar de hacer clic en el vínculo proporcionado en el correo electrónico, escriba manualmente la dirección del sitio web en su navegador y verifique que el nombre de la página web esté bien escrito. Nunca un banco u organismo nos va a pedir ninguna clave por correo.
- Si navegamos en internet, verificar que la página web sea auténtica y segura, ya que existen muchas imitaciones que simulan una página web bancaria, pero que no lo son. Lo mismo pasa con las cuentas de Instagram o Facebook.
- Comprobar que las cuentas estén verificadas y verificar que las páginas webs empiecen con “https”, que estén bien escritas y no tengan errores de ortografía.
- No brindar nunca datos personales, códigos de verificación o datos de usuario, contraseña y tarjetas de crédito o débito por teléfono ni por mensaje.
- Configure la verificación en 2 pasos.
- Utilice siempre antivirus, tanto en computadora como en celulares.
- Mantenga siempre sus aplicaciones actualizadas, ya que, muchas veces, las actualizaciones son parches contra fugas de seguridad.
- Utilice contraseñas robustas, que contengan letras minúsculas, mayúsculas, números y caracteres especiales, que no estén relacionadas con datos personales suyos.
- Sólo descargue programas de fuentes oficiales.
Recuerde que proteger su privacidad y su información no es paranoia,
es seguridad.
Hola
Cuando lo eterno es lo único que existe, la vida brinda un sabor único con una sola bala en el cargador. Si la cosa se trunca o sale mal, ahí está la muerte.
¿Quién es capáz de vivir en una eterna tiranía?
La vida es movimiento, y para observar lo estático hay que parar. Una palabra es un objeto estático que asume una condición absoluta como eterna al ser parte de la memoria.
El Uno, desde mi experiencia, es la disolución de lo que se cree que es para reconocer las cosas tal cual son. Esa disolución rompe la condición del observador desde su etiqueta. El ejercicio de atención es en realidad sobre el dominio del lenguaje para desintegrar la relación de amo/esclavo. Cuando el ser es llevado por su lenguaje, es sometido por su propia herramienta, sus pensamientos y deseos, siendo esclavo de sus creencias porque tiende a ser encarcelado en sus etiquetas y protocolos de acción, consecuentemente, es gobernado por un sistema de control externo de etiquetas, es decir, con la necesidad imprescindible de un intermediario.
Por ésta razón se producen interferencias que molestan y torturan al ser, con un desperdicio de energía y tiempo. Las etiquetas son sensibles a las palabras y se protegen al existir el miedo a la muerte. Ese es el signo y señal de que se posee una vulnerabilidad, distorsión o interferencia.
Por ésta condición se genera relatividad, desde donde no se diferencia bien entre la ficción y la realidad, entre la verdad y la mentira, o entre el bien y el mal, siendo una ficción legal y técnica la que engloba a todas las creencias en una red global. Por eso el teatro político es una pésima y ridícula obra de teatro.
Básicamente, toda patología está ligada y es consecuencia de una forma de esclavitud. En este sentido, los gobernados siguen el mito del martirio en el infierno para llegar a un paraíso fuera de éste mundo. En el mito existen agentes lógicos que dan escarmiento con tributos y sacrificios por los pecados del hombre. La muerte entonces, se convierte en salvación por lo que se activa el proceso y se da permiso a los agentes, autorizados y protegidos por la ley para brindar sufrimiento, dolor y muerte, según les sea conveniente. Es decir, según la creencia, la verdad esta fuera del ser, por lo tanto, está fuera de este mundo. Al ser susceptible a las ilusiones de las ficciones se dejan llevar por ellas quedándose en una cueva. Por este hecho, las soluciones pasan por el filtro del relato para ser acomodadas a la etiqueta de ser, dentro de la cueva. Algunos ponen cohetes a esa cueva para salir a explorar el espacio sideral.
Este es un estigma que carga la humanidad, de los pueblos vulnerados y sometidos mediante su lenguaje por la fuerza bruta, y se reproduce en cada núcleo familiar en mayor o en menor medida.
El amo desplaza al yo hacia la periferia generando la sensación de dualidad manifestado en/con el cuerpo y el ambiente. En ese centro instalaron un Ente llamado Dios que es el ancla de gobernanza. El ente muta con diferentes variantes ideológicas de autoridad y omnipotencia entre blancos y negros. De esta manera el formato creativo queda condicionado para el ser, mientras se da rienda libre creativa para el ente que mantiene el orden. Es básicamente un virus ideológico.
La lógica de ocupar el centro creativo, como el espacio de Dios, deja al ser todavía a merced de las creencias de las etiquetas reducidas a lo que es un Dios y un hombre, y por esta razón, al no experimentar plenamente la vida como humano, y pretendiendo en deuda ser algo más como superior, juega en las dualidades con lo inferior, volviendo a vulnerarse y desplazarse hacia la periferia. La realidad pone las cosas en su sitio mientras el artificio las arrea mediante el comercio.
Es una disonancia cognitiva que reduce el sentido común. El esclavo no sólo puede transformarse en inferior, víctima y en masoquista, sino que al intentar la liberación desde la represión de la condición se convierte lógicamente en lo contrario. Las relaciones humanas se infectan de esta manera constituyendo una tolerancia como puente paliativo hacia el respeto como estado natural, es decir, hacia una consecuencia espontánea que no necesita ser enunciada ni clarificada por evidente. Tolerar es sumisión anulando un aspecto de fuerza y defensa del ser, cuestión que incide físicamente. Ningún aspecto del ser es negativo, inclusive el ánimo de destrucción, ya que posee una función clara pero con el foco invertido por la dualidad. Las personas poseídas por sus etiquetas terminan por destruir a otras etiquetas desde la confusión de lo invertido, y al no distinguir la ficción de la realidad, extinguen al ser que la habita, incluido a sí mismos.
Aquí puede observarse el programa de dar la otra mejilla como absoluto estático, ignorar, porque se desatiende y se confunde la señal de distorsión con una orden programada.
El movimiento lógico de la creencia del Uno, rompe toda frontera con los seres y cosas, amalgamando en una masa sin sentido. Pero el ser es con lo seres, cosas y su escenario, siempre, y el ser posee una esencia única con unas formas y características con las cuales es identificado. La uniformidad y homogeneidad desde las creencias siempre cumplen con un propósito de gobernanza. Aquí habla el mito de Sísifo.
Por este hecho existen percepciones de libertad diferenciadas con el mismo fractal en numerosas sectas políticas, religiosas, económicas y cientificistas. Y mas arraigo cuando la etiqueta cumple teatralmente con su deber dentro de su sistema artificial o circuito cerrado, confundido con el natural. La dicotomía entre sentir y pensar es debido a la intervención del lenguaje, entre lo instintivo como esencial frente al conocimiento natural revelado gracias a su desenvolver en la experiencia personal, decantado en un sedimento llamado verdad. Es imposible que la palabra por si sola lo revele sin esa experiencia, cuestión que se complica al ser tergiversada tan solo con una palabra del creyente. Por eso el ejemplo es la síntesis de lo referido como filosofía, pero ninguna filosofía puede abarcar cada circunstancia de lo cotidiano y menos de lo inesperado.
Pensar con palabras es ordenar alfanuméricamente, sincronizar y proyectar en un plano de dos dimensiones, vertical u horizontal. Lo que obliga a obedecer una linealidad mecánica de tiempo y espacio. En un plano juegan las lógicas booleanas que reducen todas las variantes posibles para que pasen por una puerta prestablecida y condicionada. El pensamiento llamado lateral se libera momentáneamente hasta acomodarse en la puerta. Eso es pensar desde los problemas manteniendo la causa. Por esta razón el resentir se hace intolerable al adquirir la característica de eterno dentro del circuito. Mientras que pensar desde la solución es un mundo diferente. Desde los sueños lúcidos, premonitorios o experiencias fuera del cuerpo se puede verificar la sensación de elevación y de salida de ese plano en donde se vislumbran las trayectorias lógicas del formato y los símbolos de lo ignorado. Este espacio recreativo es una copia fiel y moldeable del mundo real, y clarifica que siempre estamos en casa sobre una base universal que dice Si a toda simulación, inclusive a las cosas más aberrantes.
Por esta razón el ser humano programado se hace muy predecible y útil para una gobernanza de masas. En este sentido, con la escritura o rescritura en una piedra, papel o bits, pueden direccionar de manera teledirigida la atención y voluntad de millones de personas, evidenciando el gobierno de los cuerpos físicos como objetos y productos. Sin embargo, la naturaleza no puede ser gobernada artificialmente, la vida se abre paso de igual manera y la vanguardia creativa siempre supera al gobierno sobre el formato creativo o mental, y es uno entre millones el que manifiesta lo nuevo que millones disfrutan después. El progreso es a pesar de la condición de gobernanza, y son sus productos los que se utilizan para justificar al agente parásito. Es decir, lo vivo nunca puede ser gobernado desde lo muerto, la ficción. El gobierno desde una etiqueta, sistema, terapia o relato, es un gran barco que permite cierto margen de efectividad, libertad condicional y de sentido de vida, pero su dirección tiene un puerto muy bien definido y utilizado por tecnócratas.
El arte es fundamental porque no necesita del filtro de las palabras, ya que utiliza la información vital del ser y su esencia como materia prima, y a los lenguajes como herramientas.
No existen malas palabras, solo la creencia añadida, pero lo peor son las creencias en palabras que no existen en la realidad y que crean enemigos invisibles e imposibles de desintegrar desde las creencias, y que obligan a cerrar la puerta de la cueva con el enemigo dentro. Un enemigo invisible tendrá tantas caras como el creyente necesite para justificar su condición.
Las creencias deben estar al servicio del ser para propiciar el desarrollo y manifestación del ser creativo y libre. La creencia es provisoria, debe ser modificada, cambiada o descartada considerando que la vida es movimiento. Las ficciones son los objetos estáticos y definidos como absolutos, evocados y movilizados únicamente por el creyente.
El ataque analógico es la base de cualquier estafa, sea monetaria, política, cientificista o religiosa, y todos tienen una parte material o «espiritual» del pastel.
Las cadenas del amor son las únicas que valen la pena, aunque lo mejor es el amor desencadenado llamado vida. No solo cada día es diferente y trae una oportunidad o nueva vida, sino que cada instante lo es.
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